lunes, 30 de enero de 2012

Sintonía fina, Malvinas y las corporaciones por Hugo Haime Consultor político

Cualquier manual de política práctica diría que si avizoran problemas en el frente interno hay que cohesionar a la propia base social y además, si es posible, sumar apoyos. No es extraño entonces que el gobierno esté intentando cohesionar el frente interno a través de a) generar una causa nacional alrededor de las soberanía en Malvinas, b) mostrar a las corporaciones de todo tipo como responsables de los desequilibrios de la economía y de la política (aquí entran desde las petroleras y los banqueros hasta Moyano).
Cristina Kirchner cuenta hoy no solo con un gran respaldo interno sino que ha logrado que su posición sobre la necesidad de dialogar sobre la soberanía de Malvinas tenga apoyo en el continente. No sabemos cuanto rédito le pueda dar Malvinas pero es claro que nadie se podrá oponer a la discusión con el Reino Unido.

También ha logrado que su prédica de oposición a las políticas de ajuste tengan el beneplácito de algunos premios nobel en economía y sean debatidas a nivel internacional.

Lo interesante del caso es que no solo nuestro gobierno está apelando a la línea argumental del enemigo poderoso que atenta contra el interés de quienes menos tienen. Ni la riqueza ni el despilfarro están hoy de moda en el mundo.
Vemos a diario el crecer fuertes corrientes de opinión, dirigentes políticos y gobiernos que hacen énfasis en los ricos y en las corporación financiera como responsables de la crisis económica internacional, la desocupación y la falta de expectativas de conseguir trabajo. El movimiento de los indignados es una realidad que nació con gran posibilidad de continuar creciendo en el mundo. Que la desocupación no solo es un problema para los jóvenes lo muestran las ultimas cifras de Francia. El último discurso de Obama en el Parlamento y las discusiones en el seno del Partido Republicano son solo una muestra de un debate que recorre toda América y Europa.

El viento de cola puede haber dejado de acompañar nuestra la economía pero la discusión sobre las razones de la crisis internacional y sus consecuencias puede ayudar a que el gobierno continúe ganando batallas culturales.
No he escuchado a nadie que preanuncie que nuestro país entrara en recesión, pero sí que las tasas chinas de crecimiento no se repetirán este año. En que medida afectará ello el bolsillo de los argentinos y sobre todo a la base social del gobierno depende no solo del ingreso de divisas sino también de la habilidad de gestión de los funcionarios para que dichos sectores no se vean afectados. Como también dependerá de la capacidad de gestión el resultado de las paritarias y los conflictos potenciales alrededor de los incrementos salariales, sobre todo del sector público nacional, municipal y provincial. Se trata, entonces, de ver como se implementara la sintonía fina, de eso dependerá ahora en gran medida el éxito o el fracaso de la actual gestión.

Habrá que mirar entonces como manejara el gobierno la quita de subsidios y como esto impactará en los bolsillos de los sectores populares ,y como resolverá los varios conflictos gremiales que se le vienen encima. También habrá que ver como hace sintonía fina entre el control de importaciones y la cadena de producción local a fin de que no se pierdan fuentes de trabajo. Todos estos son interrogantes hoy generan mas dudas que certezas.

Pero la preocupación real del gobierno es mantener las expectativas y no perder apoyos propios, ya que sabe perfectamente que hay un segmento de quienes le votaron que rápidamente pueden convertirse en ácidos críticos. No es la prédica sobre autoritarismo ni sobre la corrupción lo que hará mella en la consideración del gobierno entre los sectores populares. Mucho menos la discusión sobre papel prensa o sobre los derechos de importación. Hay veces en que de lo único que se trata es de saber si los ingresos de los hogares son suficientes para seguir manteniendo altas las expectativas. ¡De eso se tratara todo este año!

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